Pérdidas irreversibles

El día de hoy el blog tomará un cariz completamente distinto al que están acostumbrados. Nos saldremos un poco de la eterna joda en la que parecemos vivir Oscar y yo para recordar que la vida también tiene momentos tristes. Muy tristes. En este caso a través de perdidas irreversibles como lo es la muerte de nuestro amado kiltro.

El texto de hoy es de autoría de Ito Bastías, hermano de Mauricio, un gran amigo nuestro. A través de sus palabras queremos rendir un homenaje a todos los cachupines que nos han dejado luego de haber compartido incondicionalmente su vida con nosotros. Bongo (aquí a la izquierda), Tati, estas palabras aprovecho también de dedicarselas a ustedes, los extraño. Si me pongo a enumerar todos los perros que ha tenido Oscar necesitaria facil unos dos días, así que dejémoslo en "los perros que ha tenido Oscar".

Sin más preámbulos los dejo con el texto prometido (preparen los pañuelitos desechables).

Pensamientos divagantes, sensaciones etéreas, conversaciones monosilábicas, realidades transformadas, todos conspiran para hacer esto más difícil:

-kius

-ke tal
-acá, y tú?
-bn
-ah
-seh
-sip
-así nomas
-clarsh
-así es

Horrorosa realidad, hiriente y pesada, me nubla la vista y el corazón, me bloquea el acceso a mi cerebro pensante, al raciocinio, a las ideas claras, que me llevarían eventualmente a darme cuenta de que las cosas son más simples de lo que parecen..

Pero no. Ahí van mis emociones y sentimientos otra vez, creando ese reflejo de cuchara, alterno e irreal, que me hace rememorar ese tan fastidioso elemento, innato y característico que nos separa de los animales...el sentir; la emoción de lo bonito, ese apogeo de las relaciones manifestadas en nuestros gestos, palabras, expresiones y sensaciones, que después de todo, me hacen sentir más mal que bien...

¿Por qué todo lo bueno tendrá que terminar?

Será para que nos demos cuenta de esa desgraciada cotidianeidad. La vida nos enseña, sí, pero lo hace de la manera más cruel posible... obligándonos a caer... a cometer suicidio. Y es suicidio porque considero que somos bastante inteligentes para darnos cuenta de que estamos cayendo en un error conocido, pero nos dejamos llevar para experimentar una nueva sensación... adrenalina.

Te extraño, lo sé, pero no hay solución ya. Estás lejos, te arrancaron de mi, y eso es lo peor, porque si al menos me hubiese equivocado yo, podría sentirme culpable, pero no. No puedo, estas por ahí, en algún lugar distante de mi, esperando a que vaya por ti.

Te extrañaré dónde quiera que estés, no importa que no lo sepas porque sé que nunca leerás esto.

Preferiría llorarte 10 ríos, 10 mares, a estar en ascuas soñando con que volverás, ansiando verte fuera de mi puerta esperando a que abra para que entres.

Preferiría derramar mis lágrimas sobre tu caído cuerpo a estar así, dudando.

No puedo evitar pensar en ti.
En que te necesito.
En que quizás tú me necesitas también.
En que en el momento en el cual diste tu último suspiro, pensaste en que yo iría a tu rescate.

Dios mío, te extraño y lo único que te puedo decir, si es que lo pudieras entender es que no importa donde este, ni con quien; todos y cada uno, hasta el último de mis pensamientos, estarán contigo

Te amo... Mi Tulús